Cuando sólo tenía tiempo para dibujar antes de irme a dormir, cogía un bolígrafo y me dedicaba a garabatear páginas en blanco de los cuadernos que tenía por casa. Mi inicio en el mundo de la ilustración antes de la llegada de las acuarelas, tuvo lugar por la noche y fue en blanco y negro.

Una colección más personal, compuesta por ilustraciones eróticas, que vio la luz a través de Noite Amarela y que a día de hoy, a ratos, sigo ampliando.